La importancia de conocer al grupo



“Ese grupo es un desastre” es una frase que se escucha frecuentemente aun en estos tiempos. Pero ¿qué significa? ¿quién determina que un grupo es un desastre? ¿qué pasa con ese grupo? ¿qué debemos hacer?

El relato sucede en el transcurso de mi taller 4, el cual se llevó a cabo en un jardín de entidad pública, ubicado en el barrio de Saavedra. En la sala “Naranja” de 4 años.

Cuando ingresamos al jardín, junto a mi compañera, tuvimos la advertencia de que el grupo “no estaba en las mejores condiciones”. Ya que habían estado durante meses con un desfile de maestras suplentes, debido a que la docente titular tenía licencia. 
Hacía menos de una semana que recuperaron a su maestra, y ahora, nosotras íbamos a ingresar a la sala que se estaba acomodando de a poco a tantos cambios

No pasaron muchos días antes de que volviéramos a escuchar “ese grupo es un desastre” “que paciencia tendrán que tener”. Y no lo niego el  miedo comenzó a surgir, si bien entendiamos la diversidad de los grupos, también comprendiamos que es recurrente ??? y etiquetar a un grupo como “difícil” antes de conocerlo, antes de buscar estrategias o cambiar el modo de abordar la enseñanza.

A lo largo de la primer semana realizamos ayudantía pedagógica, comenzamos a relacionarnos con lxs niñxs y con la docente de la sala. Entablar un vínculo fue fundamental, ya que debíamos lograr insertarnos dentro de la sala. Comenzamos a realizar un perfil pedagógico en base a lo que observábamos y lo que podíamos recopilar de aquello que la docente nos contaba.

Durante nuestras observaciones notabamos que el grupo disfrutaba del arte, la literatura los entusiasmaba mucho, al igual que los juegos que tenían que ver con la construcción  Sin embargo este “grupo difícil” tenía la energía característica de un grupo de niñxs de 4 años, por lo que necesitaban de tiempos cortos y consignas claras.
Llegó el  momento de que la maestra nos asignara las áreas y temas a trabajar, uno de ellos era el área de matemática, y la variable del espacio. Rápidamente nos pusimos a trabajar junto a mi compañera, una planificación que ponga en juego el cuerpo se iba a adaptar bien a este grupo.

Presentamos la planificación a la profesora de prácticas y la aprobó,  la docente de sala también. 
Pero al ponerla en práctica, lxs niñxs no pudieron llevarla a cabo de la manera que nosotras pensábamos. Comenzaron a jugar con el material y dispersarse. Rápidamente aparecieron los juegos corporales y la actividad no pudo realizarse. 

¿Pero que falló? Si las planificaciones eran apropiadas ¿Fue mal dirigida? ¿No les interesaba a lxs niñxs? ¿Los materiales no eran los indicados? ¿Esto significa que es un grupo difícil? ¿Significaba que aquellxs niñxs no podían llevar a cabo ninguna actividad sin dispersarse?

Era eso ¿o acaso había algo que no estamos viendo? Decidimos volver atrás, hacer un análisis de què pudo haber pasado. Ahí estaba, la planificación era adecuada, pero no se adapta al perfil del grupo. Era muy avanzada para que lxs niñxs pudieran resolverla, entonces decidieron jugar con los materiales. 

¿Pero entonces, no era culpa del grupo? ¿acaso eso no significaba que el grupo era “difícil”? ¿Acaso eso significaba una responsabilidad nuestra? ¿Que podríamos hacer para revertir la situación?. 

Aquel fue un momento de mucha desesperación para nosotras. Pudimos hablar con la profesora del taller la cual nos dijo “La planificación era apropiada, es por eso que yo la aprobé. Y los saberes alcanzados en matemática no aparecían en el informe que presentaron del perfil grupal. Esto hizo que de por entendido que alcanzaban los conocimientos necesarios para realizarla. Esto depende de ustedes, si quieren podemos adaptarla, o pueden realizar una planificación nueva de algo que realmente se adapte al grupo”. 
A partir de acá todo se puso en blanco para  mi compañera y para mi ¿Hacer todo de nuevo era posible en instancias finales?. Pero sino ¿Qué sentido tenia enseñar algo que no era posible que lxs niñxs comprendieran?. 

La decisión fue enfocarnos en otra cosa, nuestra planificación fue de Artes visuales. 
Comenzamos desde 0, con miedo claramente de que no funcionara. Es importante remarcar que los talleres, y sobre todo este, llevan una gran dedicación de tiempo, de poner el cuerpo, de preparar materiales, y es por eso que el agotamiento se siente, y mucho. Y sobre todo cuando las cosas no van como se quisiera, allí es donde se siente que el trabajo propio no da frutos. 

La actividad de Artes Visuales tuvo otra respuesta, el grupo disfrutó de la misma y se entusiasmó. Fue interesante para ellxs y se llevó a cabo de una manera placentera para todxs.

Entonces ¿Qué es un grupo difícil? ¿Es acaso más fácil etiquetar a lxs niñxs antes que buscar mejores estrategias? ¿Cual es la importancia de conocer al grupo? ¿Puede una planificación adecuada no serlo a la hora de llevarla a cabo? ¿Que hay que tener en cuenta? 

Entender que no cualquier planificación por más “bien hecha” que esté es pertinente  para un grupo es primordial. Conocer al grupo, entender sus necesidades y tener en cuenta sus saberes es fundamental para enseñar. No se puede enseñar aquello que supera el saber del niñx.

Siendo así ¿Qué hay detrás de esos grupos difíciles? ¿Será posible resignificar la mirada? ¿Se podrá dejar los prejuicios y las etiquetas de lado en algún momento? ¿Cual es la importancia de la reflexión? ¿Es posible que la frustración de no encontrar las herramientas necesarias detone en etiquetar a lxs niñxs?
Me es difícil no pensar en que muchas veces hay quienes “se dan por vencidos” con grupos “difíciles”. Y qué injusto puede ser esto, teniendo en cuenta que todos los grupos tienen derecho a aprender de la mejor manera, entonces, aquí se encuentra la importancia de conocer a lxs niñxs.

Entender sus necesidades, su contexto, sus saberes previos, adaptar, flexibilizar las propuestas. Llevarlas a las realidades de cada grupo y comprender, sobre todo, que ninguna planificación que no contemple al mismo tiene posibilidades de éxito. 

Por otra parte, saber que no es el grupo el que debe acoplarse a la planificación, sino la planificación a ellxs.
Pienso en la importancia de cambiar nuestra mirada, sacar esas etiquetas que no nos dejan ver que muchas veces somos nosotrxs lxs que hacemos que las cosas se vuelvan difíciles. Y que es nuestra responsabilidad enseñar, lo cual conlleva conocer a quienes vamos a enseñarles. Pero ¿Cómo vamos a saber quienes son si nos basamos en estereotipos?. ¿Cual es la importancia de derribar estas etiquetas?.
¿Cual es el papel de la evaluación?. 

Este relato deja ver dos facetas de aquel grupo. La primera, se relaciona con la definición que se le suele dar a un grupo “difícil”, que no responde a las propuestas, que se dispersa y no presta atención a las consignas. 
Y la segunda, que refleja las posibilidades que existen si tan solo comenzamos a observar al grupo, conocerlo y tomarlo en cuenta a la hora de pensar cómo enseñarles. Que pueden disfrutar de las propuestas, ser parte e involucrarse aprendiendo.

Las posibilidades existen, solo se trata de sacar la mirada de aquellas etiquetas que por tantos años han marcado a lxs niñxs y comenzar a preguntarnos ¿Cuál es la importancia de conocer al grupo?. 

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