RELATO AUTOBIOGRÁFICO EDDI 2
En esta instancia planeo poner en palabras una situación que me ocurrió en el transcurso del taller 4, en una sala de 4 años. Es importante poner en contexto dicha situación ya que tiene gran peso en aquello que planeo contar. El jardín se ubicaba en el barrio de Saavedra en cercanía con el barrio Mitre, por ende la mayor parte de los niños/as provienen de allí.
Desde el primer momento en el que ingresé como practicante a la sala pude observar particularidades en algunos niñxs, sobre todo a la hora del desayuno. Donde había 4 niñxs en particular que comen muy rápido y pedían repetir varias veces, al principio lo asocie a la etapa en la que están de su crecimiento, o la energía que podrían estar jugando, corriendo y en el movimiento constante que supone tener 4 años.
Siguiendo las semanas observe que esto seguía sucediendo, había niñxs que no comían porque “no les gustaba” o “no tenían hambre” y estaban ellxs que veían esa situación como un poquito más para ellxs que sin ver que había en el plato confiaban que sería algo que llenase su estomago, y eso era suficiente. Si bien siempre tratábamos de pedirle paciencia con la docente de sala, que coman tranquilos y no se apuren, que hace mal, era algo que parecía hacen por instinto.
Pasadas las semanas nos fuimos acercando más a sus historias personales, a sus posibilidades y al contexto que plantea su vida. Charlando con la docente de sala nos comento un poco como era la situación de esxs niñxs, uno de ellos hasta hacía un año vivía en la calle y su situación actual no era la mejor, a veces comen únicamente lo que el jardín les proporcionaba. Los casos eran similares entre sí, no es la primera vez que menciono esta situación como una situación de enseñanza o parte de mi biografía escolar, ya que considero que fue un momento clave en el que pude comprender, no como algo nuevo, pero si como algo más cercano de lo que parece, las desigualdades sociales que encontramos día a día. Y como afecta esto a los niños y niñas de nuestros jardines y de nuestras escuelas.
El hambre y las diferencias sociales, la vulnerabilidad de derechos es moneda fácil en nuestro país, hay contextos en los que estas cuestiones salen a la luz rápidamente, nosotras futuras docentes debemos ser muy conscientes de esto que supone una realidad que veremos muy seguida en nuestras salas y nuestras aulas.
Las enseñanzas nos siempre vienen de los docentes, muchas veces esxs niñxs pueden enseñarnos mucho desde su inocente lugar y aprender a escucharlas nos ayudará a enseñar de la mejor forma, conociendo a quién enseñamos y teniendo en cuenta la importancia del contexto que nos rodea para poder plantear aquellas secuencias, proyectos, que planteamos para la sala. Finalizando mi relato, y dando maso menos el por que de esta elección: pienso que estas situaciones también tienen que ver con una forma de apertura, luego de escuchar el relato, lo asocie de una u otra forma a una costumbre de ver las cosas solo por lo que se ven y no por su contexto en general. Entiendo que las historias de los niños y niñas tienen que ser importantes durante nuestro rol, ya que son fundamentales si buscamos realmente enseñar, tener en cuenta quién está detrás. En ese momento, con mi compañera supimos rápidamente que no podíamos hacer una actividad en la que se utilizara comida como objetos, eso no seria ver la realidad de los niños/as, contar fideos en una secuencia de matemática no sería respetar el contexto de los niñxs, que cuando llegan a la casa no tienen para comer.
Pienso que hay situaciones en las que uno decide si buscar comprender y tomar una enseñanza o dejarlas pasar y priorizar aquello que uno necesita, y esta es una situación en la que siento que aprendí y que me gustaría compartir.
Desde el primer momento en el que ingresé como practicante a la sala pude observar particularidades en algunos niñxs, sobre todo a la hora del desayuno. Donde había 4 niñxs en particular que comen muy rápido y pedían repetir varias veces, al principio lo asocie a la etapa en la que están de su crecimiento, o la energía que podrían estar jugando, corriendo y en el movimiento constante que supone tener 4 años.
Siguiendo las semanas observe que esto seguía sucediendo, había niñxs que no comían porque “no les gustaba” o “no tenían hambre” y estaban ellxs que veían esa situación como un poquito más para ellxs que sin ver que había en el plato confiaban que sería algo que llenase su estomago, y eso era suficiente. Si bien siempre tratábamos de pedirle paciencia con la docente de sala, que coman tranquilos y no se apuren, que hace mal, era algo que parecía hacen por instinto.
Pasadas las semanas nos fuimos acercando más a sus historias personales, a sus posibilidades y al contexto que plantea su vida. Charlando con la docente de sala nos comento un poco como era la situación de esxs niñxs, uno de ellos hasta hacía un año vivía en la calle y su situación actual no era la mejor, a veces comen únicamente lo que el jardín les proporcionaba. Los casos eran similares entre sí, no es la primera vez que menciono esta situación como una situación de enseñanza o parte de mi biografía escolar, ya que considero que fue un momento clave en el que pude comprender, no como algo nuevo, pero si como algo más cercano de lo que parece, las desigualdades sociales que encontramos día a día. Y como afecta esto a los niños y niñas de nuestros jardines y de nuestras escuelas.
El hambre y las diferencias sociales, la vulnerabilidad de derechos es moneda fácil en nuestro país, hay contextos en los que estas cuestiones salen a la luz rápidamente, nosotras futuras docentes debemos ser muy conscientes de esto que supone una realidad que veremos muy seguida en nuestras salas y nuestras aulas.
Las enseñanzas nos siempre vienen de los docentes, muchas veces esxs niñxs pueden enseñarnos mucho desde su inocente lugar y aprender a escucharlas nos ayudará a enseñar de la mejor forma, conociendo a quién enseñamos y teniendo en cuenta la importancia del contexto que nos rodea para poder plantear aquellas secuencias, proyectos, que planteamos para la sala. Finalizando mi relato, y dando maso menos el por que de esta elección: pienso que estas situaciones también tienen que ver con una forma de apertura, luego de escuchar el relato, lo asocie de una u otra forma a una costumbre de ver las cosas solo por lo que se ven y no por su contexto en general. Entiendo que las historias de los niños y niñas tienen que ser importantes durante nuestro rol, ya que son fundamentales si buscamos realmente enseñar, tener en cuenta quién está detrás. En ese momento, con mi compañera supimos rápidamente que no podíamos hacer una actividad en la que se utilizara comida como objetos, eso no seria ver la realidad de los niños/as, contar fideos en una secuencia de matemática no sería respetar el contexto de los niñxs, que cuando llegan a la casa no tienen para comer.
Pienso que hay situaciones en las que uno decide si buscar comprender y tomar una enseñanza o dejarlas pasar y priorizar aquello que uno necesita, y esta es una situación en la que siento que aprendí y que me gustaría compartir.
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